De ilusión también se vive, ¿no?
Vuelvo a las andadas y me vomito gritando un sueño. No me quedan balas. Si me despierto y sigo durmiendo no me des la espalda, que me acomplejas con tu mirada. No me pasa nada. Que si me paras los pies...
Creo que va a estallar una olla a presión dentro de mi cabeza. Creo que estoy decayendo, me muero de rabia, ¡dame otra cerveza! No me miento. No sé. No quiero comerme el mono a pulso. Creo que debes marcharte, no sea que te grite y te mueras del susto. Y si quieres...
[...]
Ya no me sale el sol. No me quito la ropa ni al acostarme. Me come la desidia, y pa que no te toque, tendrás que atarme. Se me ha ido el color y hablo en blanco y negro de tanto mirarme. Muéstrame una sonrisa si por esta noche tú quieres salvarme.
[...]
Puede que no valga mi sonrisa de oreja a oreja. Vuelvo a mi almohada a seguir nadando en cerveza. Vuelvo a las andadas y me vomito gritando un sueño. Un sueño que está vivo y que vive por dentro. Una rama de olivo que crece en el desierto. Un grito que se escapa de una garganta muda. O el sol de la mañana deslumbrándose en tu piel desnuda.
Vuelvo a las andadas y me vomito gritando un sueño. No me quedan balas. Si me despierto y sigo durmiendo no me des la espalda, que me acomplejas con tu mirada. Y no me pasa nada. Que si me paras los pies...
Que si me paras los pies, me salen alas.
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